El emplazamiento
Situada en el extremo sur del Macizo Central, a las puertas del Languedoc, la ciudad de Millau se desarrolla al pie de las mesetas calcáreas (causses), en una llanura aluvial, en la confluencia de los valles del Tarn y el Dourbie.
Un rico pasado
En el s. I antes de nuestra era se forma una primera aglomeración, «Condatomagus», en la confluencia de los ríos Tarn y Dourbie, al otro lado de la ciudad actual. Rutenos y mediterráneos intercambiaban sus producciones en esta ciudad-mercado que se convierte en un centro de producción de cerámica sigilada.
La ciudad actual se formó a partir del siglo XI gracias a los vizcondes de Millau, y creció a finales del s. XII cuando Alfonso II, rey de Aragón, hizo edificar la torre que domina la ciudad.
A partir de 1562, Millau se impone como una plaza fuerte del calvinismo meridional: en efecto, desde 1558, las ideas de la Reforma seducen a los notables de la ciudad.
El siglo XVIII, portador de los ideales de libertad y de la Revolución francesa, favorece el retorno de los protestantes exiliados a Millau. Se desarrolla entonces la industria del curtido de pieles y del guante haciendo de Millau un centro internacional de producción guantera hasta mediados del siglo XX.
Algunos monumentos emblemáticos
El Puente Viejo
Es uno de los más viejos del Rouergue, probablemente anterior a 1156.
En esa fecha lo mencionan por primera vez el conde de Barcelona y su sobrino, el conde de Millau, quienes conceden excepciones de peaje al abate de Sylvanès.
Característica de los puentes medievales, la obra sólo conserva dos pilares de arenisca y toba, de sus 17 arcos originales, partiendo de la orilla izquierda del Tarn y protegidos por tajamares triangulares. Estos pilares sostienen refugios así como un molino de factura relativamente reciente, recuerdo de la actividad industrial de la ciudad.
La torre cuadrada de los reyes de Aragón, llamada atalaya
Edificio de finales del siglo XII, complejo y único en el Mediodía de Francia, la torre sorprende por el contraste entre su aspecto exterior, áspero, macizo y frío, y la sofisticación de su distribución interior.
Sin embargo, expresa plenamente el poder y la dominación de su posesor, el rey Alfonso II de Aragón. Más tarde, en el siglo XVII, la atalaya, la torre poligonal que la domina y alberga el campanario comunal, encarnará la autonomía municipal.
La iglesia Notre-Dame de l'Espinasse
Se presenta como el prototipo de una serie de edificios románicos del Rouergue.
La iglesia está compuesta por un coro poligonal que prolonga una nave rodeada de dos campanarios y de contrafuertes macizos, unidos por arcos de medio punto.
En su interior, la nave cubierta por una bóveda única revela las obras realizadas tras las guerras de Religión, mientras que la pintura mural del coro, que representa escenas de la vida de la Virgen, es obra de Jean Bernard, pintor de Millau del siglo XX.
El Lavadero del Ayrolle
Fue erigido en 1749 a petición de Louis XIV. De disposición clásica, se compone de pórticos coronados por una balaustrada y un frontón que lleva las armas de la ciudad. Construido fuera de las fortificaciones, signa la apertura definitiva de la ciudad hacia el exterior.
La "halle" de estructura metálica
En 1885 la Ciudad decide construir una nueva "halle" (mercado cubierto) de estilo Baltard para sustituir la antigua situada en la plaza Maréchal-Foch. Por su estructura metálica innovadora, alía ligereza y claridad, permitiendo despejar amplios espacios interiores, lo que demuestra la voluntad de racionalidad económica de entonces.
La Graufesenque
Un pueblo de alfareros galorromanos en boga…
El yacimiento arqueológico de La Graufesenque es uno de los sitios más importantes descubiertos hasta ahora en Europa en materia de cerámica sigilada galorromana. Un pueblo de más de 650 alfareros que fabricaban y exportaban millones de jarrones, vasijas y vajilla de barniz rojo a todo el Imperio Romano, del siglo I al III de nuestra era.
Si las investigaciones resultan difíciles en el suelo de la ciudad actual, donde se mencionaron algunos hallazgos, no ocurre lo mismo en la llanura de La Graufesenque, en la orilla izquierda del Tarn y del Dourbie, que sigue destinándose a la agricultura. Las labranzas e inundaciones traían a la superficie cascos de vasijas que la tradición popular atribuía a las hadas, a los godos o a los ingleses. Allí se conservó casi intacto un yacimiento arqueológico de una decena de hectáreas.
Museo de Millau
Revive la historia de Millau, Ciudad de Arte e Historia...
3 espacios dedicados:
- Millau en la época de los alfareros galorromanos de La Graufesenque
- Millau, capital de la Piel y el Guante
- Millau en la creación de Grands Causses (grandes mesetas calcáreas)
Asimismo, exposiciones temporales, animaciones, talleres temáticos, conferencias...
Millau, Ciudad de Arte e Historia
El 19 de noviembre de 2010, la ciudad de Millau fue distinguida con el sello Ciudad de Arte e Historia, testimonio de su política voluntarista de valorización del patrimonio.
Con este sello, la ciudad de Millau aspira a:
- valorizar y animar su patrimonio;
- proponer actividades de descubrimiento para todos, habitantes y visitantes, para todas las edades y en todas las épocas del año;
- sensibilizar a los habitantes y profesionales acerca de su entorno y de la calidad arquitectónica, urbanística y paisajística del municipio;
- desarrollar un acompañamiento de calidad en lo referente a la arquitectura, el urbanismo, el paisaje y el patrimonio, dirigido especialmente al público joven;
- ofrecer, por último, al público turístico visitas de calidad guiadas por personal cualificado.
- Musée de Millau et des Grands Causses
- Beffroi de Millau - Tour des Rois d'Aragon
- Site Archéologique de la Graufesenque